A los de corazón apocado, ¡No teman!



“No te desanimes [desalentado, desanimado, descorazonado] como si tus enemigos espirituales nunca pudieran ser destruidos. Eres capaz de vencerlos. No en tu propia fuerza. El más débil de esos enemigos sería demasiado para ti en tu propia fuerza. Pero puedes y los vencerás, a través de la sangre del Cordero.”
~ Charles Haddon Spurgeon ~

¿Cuántos nos hemos sentido desanimados, agobiados, derrotados, sin fuerzas o temerosos? Creo que todos lo hemos sentido. Ahora mismo puede ser que te encuentres en ese estado. El desánimo muchas veces es ocasionado por el miedo. Recuerdo tanto que durante mi adolescencia era muy temerosa. Tenía miedo de crecer, de hacer amigos, de entrar a la universidad, tenía miedo de hablar, miedo de enfrentar las situaciones de cada día lo cual me deprimía. Como lo ves el temor me rodeaba y actualmente vuelve a aparecer en ciertas ocasiones. Quizás tus miedos sean distintos, pero seguimos sintiendo lo mismo.

Muchas veces citamos Josué 1:9 cuando tenemos que tomar una decisión, o cuando entramos a una nueva etapa en nuestras vidas nos dedican este verso. Realmente es confortador saber que se nos dice que no temamos porque Dios está con nosotros. El mismo nos está mandando a ser fuertes y valientes no nos dice que lo seamos si queremos, ¡No! Es un mandato directo del Señor. Dios le estaba diciendo a Josué estas palabras porque ahora él tenía que enfrentar el reto de guiar a una nación hasta la tierra prometida.

6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Si lo notas las palabras que más se repiten son: “Esfuérzate y sé muy valiente” Dios está haciendo un énfasis en estas palabras. Lo que me lleva a pensar que quizás Josué tenía miedo. Retrocedamos al Éxodo y veamos donde se encontraba Josué. Él estaba aprendiendo en su mayor parte del tiempo, era un seguidor no un líder.  En ese período, él estaba sentando las bases para su vida futura. Invirtió intencionalmente estos años en ser la persona que Dios quería que sea para luego hacer lo que Dios quería que haga. Josué aprendió a esperar, a adorar y a vivir una vida privada de integridad. Claramente estaba usando estos años para el Señor.

Este es el momento en el que tenemos que esforzarnos en ser quienes Dios quiere que seamos como lo hizo Josué antes de que sé que se convierta en líder. Tenemos una gran carrera por delante, aunque quizás no conozcamos el propósito de Dios en nuestras vidas es importante comprender, asimilar y adueñarse de esta verdad. Creo que tú y yo, queremos ser fieles en ser y hacer lo que sea que Dios nos haya llamado a ser y a hacer, durante todo el camino hasta la meta. Tenemos que esforzarnos desde ya, no podemos perder este tiempo. Es necesario levantarnos aun en los momentos más difíciles y atroces en nuestras vidas porque hay algo que no podemos olvidar que las fuerzas vienen de Dios.

Josué ahora ya no era un seguidor, ya es un líder que tiene que luchar junto a ese pueblo para llegar a la tierra prometida. Es evidente que Dios conocía cuanto temor iba a sentir. Somos débiles para enfrentar toda esta carrera que nos espera, pero Cristo nos dice que nos baste Su gracia porque Él se hace fuerte en nuestra debilidad. Y es eso lo que quiere el Señor, transformar nuestra interior, hacernos más dependiente de Su gracia prometida, reconocer cada día que no podemos por nosotros mismos porque esa es la verdad. La fuerza la concede Dios. Llevemos nuestra debilidad delante de Jesús y él nos dará su fuerza. ¿Acaso esto no es alentador?

9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Dios conoce nuestro corazón que estamos propensos a tener miedo, a desistir en las situaciones difíciles por eso ha hablado a lo largo de la historia recalcándole al ser humano que no tema porque Él es Dios y eso basta. Son las fuerzas del Señor las que nos hacen fuertes y valientes. Hoy no es la excepción. Dios nos quiere recordar una vez más que Él es el libertador, Él tiene la fuerza. Entonces en mi debilidad Jesús es el fuerte. Sé fuerte y muy valiente porque Él no te va a desamparar. No temas ni desmayes porque Él es nuestro Dios. Estas palabras no solo fueron dirigidas a Josué. En la Biblia encontramos otras situaciones en donde Dios expresa esto:

  •          Dios le dijo a Abraham: No tengas miedo, no temas.
  •          Él le dijo a Isaac: No tengas miedo, no temas.
  •          Él le dijo a Jacob: No tengas miedo, no temas.
  •          A Moisés en tres ocasiones: No tengas miedo, no temas.
  •          A Josué en al menos tres ocasiones: No tengas miedo.
  •          A Gedeón, le dijo Dios: No tengas miedo, no temas.
  •          A Elías: No tengas miedo.
  •          A Ezequías: No tengas miedo.
  •          A Ezequiel: No tengas miedo, no temas.
  •          A Josafat en dos ocasiones: No tengas miedo.
  •          A Jeremías en dos ocasiones: No tengas miedo.
  •          A Daniel, Dios le dijo: No tengas miedo.
  •          A Zacarías: No tengas miedo.
  •          A María de Nazareth: No temas. No tengas miedo.
  •          A José. No temas: No tengas miedo.
  •          A Pedro en tres ocasiones: No tengas miedo. No temas.
  •          A los discípulos en diez ocasiones: No teman. No tengan miedo.
  •          A Jairo, Jesús le dijo: No tengas miedo. No temas.
  •          A María Magdalena, Jesús le dijo: No temas. No tengas miedo.
  •          A Pablo dos veces le dijo: No temas. No tengas miedo.
  •          Y a Juan, el apóstol amado, Él le dijo:  No temas. No tengas miedo.


Todas estas personas tenían miedo y Dios ya lo sabía. La historia Bíblica nos enseña que el temor es propio del ser humano sin embargo Jesús lo ha vencido. Él se lleva nuestra debilidad para concedernos Sus fuerzas.

A Josué no solo se le advirtió que sea fuerte y valiente en las luchas que tenía que enfrentar. Sino también que sea fuerte y valiente en hacer conforme a toda la ley del Señor, a que no se aparte de ella. A que medite en la palabra de día y de noche. Algo que no es tan fácil pero que se nos ha mandado porque nos encontraremos aliviados al conocer más a nuestro Dios. En Su presencia hay plenitud de gozo dice la Biblia. Nuestra mayor debilidad puede ser esta. El no tener el deseo de orar ni de pasar tiempo en Su palabra, pero aquí también Jesús desea darnos Sus fuerzas.



Dios nos ha recordado una vez que nuestro temor va a estar siempre que se nos presenten grandes retos en nuestras vidas, pero Él quiere hacernos más dependientes de Su gracia y fortaleza. Ahora no somos grandes líderes ni estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos, pero este es un bonito tiempo para aprender, para cultivar buenas decisiones, para invertir nuestro tiempo. Hoy tenemos luchas quizás muy pequeñas como: algún vicio, o no tener ganas de orar ni de leer la biblia, quizás no estamos amando como se nos manda, guardamos rencor, no podemos perdonar, nos sentimos solos, hemos pecado, hemos vivido la decepción muy de cerca o tenemos muchísimo miedo. Dios quiere fortalecerte para puedas superar estas pequeñas batallas. ¡Persevera, busca intencionalmente a Dios! Búscalo y pierde tu mirada en El. Prepárate para continuar la carrera que nos lleva a ser y hacer lo que Jesús quiere. Recuerda siempre que cuando reconoces cuan débil eres entonces Jesús te hace fuerte.

Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Isaías 35:4 (RVR1960)




Entradas populares