Maravillosamente Misericordioso
Y Jehová
Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Génesis 3: 21
Génesis 3: 21
Disfrutaban de una relación
plena y feliz con el creador. La armonía era perfecta. Nada hacía falta porque
Dios mismo les proveía todo. Los primeros seres humanos gozaban del perfecto
amor que se desarrolla en una escena donde solo se oían los cantos armónicos de
los pajaritos, la brisa dando de frente en sus resplandecientes rostros, el
aroma dulce y extravagante de las flores silvestres, el arroyo cristalino que
reflejaba como espejo sus siluetas y así vivían en la plenitud de la felicidad.
Inocentes a los ojos de Dios y con el corazón obediente a la regla más estricta
de todas; “NO COMER DEL FRUTO DEL BIEN Y DEL MAL”
Tal parece que así se
encontraban Adam y Eva antes de que el pecado entrare a sus vidas. Fueron tentados
por el diablo a desobedecer el único mandato de Dios para ellos. Te das cuenta,
fueron los primeros seres humanos en pecar. Por ellos el pecado entro al mundo.
Nacemos con el, por lo cual estamos separados abismalmente del único Dios
Soberano.
Génesis nos relata que
Dios los saco del paraíso y no es para menos, solo tenían que cumplir un
mandato de su Creador, solo uno y no lo cumplieron. Cuando pecaron sus ojos
fueron abiertos tanto así que reconocieron su desnudez y trataron de cubrirse
con hojas de higueras, queriendo ocultar su pecado en vez de reconocer su error.
Tal cual es nuestra reacción cuando le fallamos a Dios, queremos escondernos por
la vergüenza que sentimos.
En esta escena especial
vemos la misericordia de Dios que aunque fueron las primeras personas en pecar
contra Él, quien había formado cuidadosamente a los seres más importantes, tuvo
compasión de su maravillosa creación. El Señor no los desamparo al extraerlos
del paraíso sino que Él cubrió su pecado y su vergüenza al vestirlos con
túnicas de piel de animales.
Tenemos que admitirlo, le
fallamos constantemente a Dios pero gracias a Jesús podemos entrar confiadamente
al trono de la gracia. El hijo, por quien fue creado todo lo que vemos hoy ha
sido la provisión para nuestro pecado. Él ha cubierto nuestra vergüenza y no con
pieles de animales sino con algo mucho más valioso; “Dando su vida por cada uno de nosotros”.
Maravillosamente misericordioso
es nuestro Señor quien puso mucho cuidado al crearnos y quien también nos ha
dado la provisión para nuestro pecado. Ha extendido Su amor inagotable por toda
Su creación. ¡Ah! pero no creas que todo queda ahí, teniendo un Dios que
perdona nuestros errores. Si el Señor nos ha extendido su misericordia al
perdonarnos nosotros también tenemos que perdonar.
Piensa en todas las
ocasiones que le has fallado a Dios y piensa también que Él ha perdonado todos
esos fatales errores. Si lo notas, Jesús ha perdonado mucho de ti entonces ¿Quiénes
somos para no perdonar las ofensas de los demás hacia nosotros? Quizás digas;
“es muy difícil perdonar lo que me hizo tal persona”. Y tienes razón es difícil
pero nuestro Dios ha perdonado todas las veces que le fallamos ¿Acaso crees que
para El Señor fue fácil perdonarte? No. Él tuvo que sacrificar a su precioso
hijo por ti y por mí para que sea Él la provisión para nuestro pecado.
Sed, pues,
misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. (Lucas 6:36). Este
es un recordatorio de vida que nos hace Jesús. En la Biblia vemos siempre a
Dios perdonando a sus hijos, lo que nos corresponde a nosotros es mostrar la
misericordia del Señor a los demás. Cuando sientas que no puedes perdonar
pídele al Señor que te enseñe a ser misericordioso como ÉL y que llene de
gracia tu corazón para extender Su amor inagotable con otros.